Johnny Fenómeno se paseó por el Steam Pools Resort a paso lento, observando con una sonrisa de oreja a oreja todo el tinglado que ya estaba montando desde hacía semanas. Bajó las gafas de sol de cristal rojo que llevaba sujetas a su bien cuidado cabello de oro, ocultando sus bien formados ojos esmeraldas… Aquellos ocelos que más de un corazón femenino (y masculino) habían conquistado durante sus aventuras junto a su hermandad ‘’Villa Maravilla’’ Respiró hondo, inhalando el delicioso aroma que emanaban de las piscinas naturales de aquel pequeño paraíso que se encontraba a las puertas de Silithus. 

Giró sobre sus talones, dejando que los rayos de sol tocaran su perfecto y cincelado cuerpo forjado por duros años de entrenamiento y cuidados intensivos de belleza… Y era sabido por todos que los Sin’dorei apreciaban todo aquello que fuera hermoso… Estéticamente hablando. 

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☼ ¡¿Otra vez rondando por aquí?! ¡Deberías estar reuniendo oro para pagar todo el costo de tu maldita fiesta de verano! 

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Johnny se giró al escuchar aquella voz tan chillona e impertinente. Lasha Gearwheel, la directora del resort y vieja amiga del emblemático elfo de sangre, observaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados al Sin’dorei. Uno de los pequeños pies de la goblin golpeaba a toda velocidad el rocoso suelo de su hotel.

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☼ ¡Oh, pero si es mi buena amiga, Lasha! ¡¿Te he dicho alguna vez que estás radiante?

Preguntó Johnny Fenómeno con una sonrisa en la cual sus perfectos y blancos dientes relucían como la nieve virgen. Lasha, al contrario, hizo una mueca de desagrado, mostrando sus dos piños de oro. 

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☼ ¡Menos lobos, Caperucita! ¡Exijo mi oro! ¡Me prometiste que irías a las Laderas de Trabalomas a buscar algo de curro para pagarme el costo de esta fiesta y aún no he visto ni una mísera moneda de cobre!

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Reclamó la goblin, estirando una de sus rechonchas manos verdes para luego mover sus dedos hacia su propia palma, exigiendo de aquella manera lo que el Sin’dorei le debía.

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☼ ¡Paga!

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☼ ¡Wow, wow, wow! ¡Espérate, mi buena amiga! ¡No te he explicado aún mi maravilloso y genial plan...! Ni lo que sucedió en Trabalomas.

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Se apresuró a contestar el Sin’dorei, manteniendo en todo momento su postura chulesca y sus aires de grandeza, mirando incluso en aquella situación a la goblin por encima del hombro.

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☼ Estaba yo, cabalgando con mi fiel corcel, Estrellitas, por las Laderas de Trobalomas hasta que me encontré con una plebeya que asignaba misiones. Le pedí amablemente que me ofreciera sus tareas cotidianas para que pudiera completarlas con un poco más que un ligero entusiasmo, y con toda seguridad de que iba a ignorar cualquier indicación que me ofreciera que fuera más compleja de lo que pudiera mostrar mi mapa… Obviamente me ofreció una misión inútil propia de un orco retraso.

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☼¿Y era…? —preguntó Lasha ya perdiendo la poca paciencia que llevaba encima.

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☼ ¡Ir a ayudar a un celador llamado Aguaserena en los Campos de Lodo!

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☼ ¿Y qué más? —volvió a preguntar la goblin esta vez con total hastío.

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☼ ¡Nada más! ¡Una simple misión! ¡Le pregunté incluso si tenía alguna misión en la que tuviera que recoger culos de oso o buscar alguna flor extremadamente rara que necesitara para hacer un tónico alucinógeno que después ella se bebería y le ofreciera visiones de un futuro apocalíptico! ¡Incluso le pregunté si la población local de husmeadores medianamente molestos y de mal genio se estaban soliviantado y había que llevarlos a la justicia…! ¡Pero nada! ¡Obviamente la amenacé con que esperaba obtener más misiones porque si no iba a saber de mí y de mis opiniones en los foros de opinión pública!

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☼ ¡¡Corta el rollo, Fenómeno! ¡¿Te pagaron o no?! —preguntó en un chillido elevado que provocó que los pocos huéspedes del resort se voltearan a verla. 

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☼ ¡Me pagaron con unas míseras botas que no me subían estadísticas! —contestó el elfo de sangre, optando por hacer una pose de lo más dramática.

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☼ ¡Eres un…! —Lasha se mordió entonces la lengua, apretando los puños con total frustración al ser conocedora de tan estúpida aventura. Tomó aire. Una, dos y hasta tres veces hasta que logró recuperar la compostura—. ¿Y cómo piensas pagarme, Johnny? Porque te recuerdo que… ¡¡El coste de todo esto es de más de diez mil monedas de oro!!

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Johnny Fenómeno se acercó a ella, posando su dedo índice en los labios ajenos mientras de los propios salía un leve siseo.

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☼ Ahí entra mi plan, mi buena amiga. Todo el mundo me conoce. ¡Soy el adalid favorito de la Horda! ¡Hasta el mismo Thrall me felicitó y me regaló un collar por ayudarle!

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☼ ¡Ve al grano, Fenómeno!

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El Sin’dorei exhaló un suave suspiro, girando a la goblin en dirección a Silithus. 

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☼ ¿Ves esa espada de allí? Estoy seguro de que has perdido ventas por culpa de… Estas malas vistas que ahora predominan en este maravilloso resort.

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Lesha murmuró en su idioma natal varias maldiciones, pero el elfo de sangre tenía razón: la gente iba menos a su hotel desde que aquella maldita y gigantesca espada fue clavada allí por el Titán Oscuro. 

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☼ Tsk… Me cuesta admitirlo, pero tienes razón. He perdido clientela. Pocos se atreven a venir aquí por miedo a esa estúpida arma.

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☼ ¡Aquí es donde entra mi fiesta, mi buena amiga! ¡Todo Azeroth sabe que yo soy quién hace las mejores fiestas! ¡Incluso el mismo Gallawyx ha venido a más de una que he montado en Lunargenta! ¡En cuanto se enteren de que yo, Johnny Fenómeno, ha montado una fiesta aquí en Steam Pools, tu resort se llenará!

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En el propio cerebro de la goblin se escuchó un ‘’click’’ y sus pupilas casi tomaron la forma de las monedas de oro. Una sonrisa pillina apareció en los gruesos labios de la mujer mientras ésta se frotaba las manos.

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☼ Continúa… Me empieza a gustar tu plan —pidió la directora del resort. 

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☼ ¡Las hogueras iluminarán las noches mientras los huéspedes saltan sobre ellas! ¡La música sonará en todo el hotel! ¡Incluso he pensado en traer a ETC! ¡Somos amigos íntimos! ¡Me ofrecieron un puesto en la banda, pero lo decliné porque me debía a mis plebeyos!

 

☼ ¡No te andes por las ramas y continúa! 

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☼ Ogh, sí que eres impaciente. Bien, proseguiré pues con mi explicación. ¿Ves todos esos toboganes inflables y las atracciones que te pedí que pusieras? Cobraremos para que puedan usarlas. ¡Nadie se resiste a los coches de coche ni al Tío Vivo de hermosos zancudos! 

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☼ ¿Y ese maldito cartel de no sé qué torneo? ¿Piensas hacerlo también aquí o te vas a ir a los árboles de más abajo? —preguntó Lesha tras arquear una de sus gruesas cejas.

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☼ Por favor, no insultes al Heroes of the Storm! Es un juego mundialmente famoso. Está hasta superando a ese estúpido juego de cartas llamado Hearthstone. Pero la cosa es que hace tiempo se hizo uno y… ¡Adivina! ¡Tuvo mucho éxito, es la oportunidad perfecta para demostrarles quién manda en ese juego!

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Lesha puso los ojos en blanco, pero por el momento… El plan del Sin’dorei no era tan malo como creía.

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☼ ¿Les cobrarás por participar?

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☼ Por supuesto que… No. ¿Cómo voy a cobrarles por algo así? —preguntó Johnny sin entender muy bien la cuestión.

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☼ ¡Porque es un torneo! ¡Participan para ganar! A todo esto, ¿cuál es el premio?

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☼ Yo, por supuesto —expresó el Sin’dorei con una sonrisa radiante, posando su propia mano en su perfecto cuerpo—. ¡Pasar una noche es demasiado regalo para alguien de la plebe! 

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☼ Imagino que habrá catering, ¿no?

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☼ Por supuesto, mi buena amiga. Ya hablé incluso con Gordon para que vaya preparando todo. Incluso pondremos mantas en el suelo para que los invitados hagan picnic y puedan apreciar el delicioso aroma que emana de estas piscinas naturales mientras toman un delicioso bocadillo. 

Lesha se frotó el mentón. Sí… Aquello le estaba gustando demasiado, sobretodo por la gran cantidad de dinero que iba a general con la fiesta de verano de Johnny Fenómeno. Asintió varias veces.

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☼ ¿Ya has pensado en las invitaciones? Porque no creo que Azeroth se entere de tu fiesta si no las has hecho ya.

 

Johnny esbozó una sonrisa soberbia, dándole a la goblin unas ligeras palmaditas en el hombro antes de voltear y dirigirse hacia uno los coches de choque para probarlos.

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☼ Oh… Amiga mía, ya las hice y envié.